Tu perro es superdotado (y no porque lo digas tú )
Pienso que mi cachorra de schnauzer, Matilda, no es normal. El día que llegó a casa, al ver su cuna en forma de caseta, entró a dormir sin dudar. Aprendió a sentarse en aproximadamente cinco minutos. Tras un par de meses y un par de reprimendas, no he vuelto a recoger excrementos. Si le hablo de Trufo, el teckel al que somete a diario a una estricta dieta de revolcones, carreras y mordiscos en las orejas, gime y se lanza a la terraza a ver si le ve. Si lloro, me lame las manos. Podría contaros más, pero noto cierta humedad resbalando por el cuello e imagino vuestros gestos de vomitar.
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